viernes, 14 de noviembre de 2014

Manifiesto de la sociedad de la incultura


La sociedad de la incultura nos remite al tipo de sociedad moderna, en la cual los procesos de flujo de información son tantos y tan acelerados, que ningún humano posee la capacidad de procesarla. Con este proceso llega la necesidad de segmentar diversos campos del saber y con ello aparece la figura del especialista, quien, a pesar de tener mayor control de estudio, análisis y manipulación sobre determinados ámbitos del saber, se enfrenta a una inevitable ignorancia ante otras disciplinas o ciencias cuando se trata de abordar incluso el mismo fenómeno desde otra especialidad que no es la suya.

Blanca como la Antártida, y grisácea como el humo, la democracia moderna se vuelve vulnerable ante el proceso de hiperbolización de la información global: sin más que decir, nos deja descubiertos a todos; nos incluye, nos hace una jugarreta y nos vuelve a incluir; saltamos, brincamos, nos hundimos y nos saca a flote… jugando a una montaña rusa nos lleva por un camino sin fin. Pero el blanco en exceso nos puede hacer sentir demasiado solo y frío, porque el blanco nos separa de los demás.




Así nos eleva la sociedad de la incultura, en la cual pensamos tener mayor que conocimiento que nunca: “por fin hay muchos medios de información”, “el acceso a la información es para cualquiera”, “por fin llegó, la democracia está aquí”, se respira y se escucha en las instituciones, universidades, en los medios masivos de comunicación y en todo lugar que forme parte de este siglo XXI. Sin embargo, este es un laberinto sin fin que no nos permite si quiera visualizar hacia dónde vamos, que nos bloquea si queremos detenernos a reflexionar si en verdad el pasado hermético ha cambiado, si toda la información realmente ha ampliado nuestra visión del mundo y nuestras posibilidades concretas ante la realidad, o si sólo mudamos de un escenario a otro, mientas cargamos los mismos problemas estructurales de siempre. O aún peores. 

En este sentido, Edgar Morin (1999: 17) dilucida que “la hiperespecialización impide ver tanto lo global (que fragmenta en parcelas) como lo esencial (que disuelve); impide inclusive, tratar correctamente los problemas particulares que sólo pueden ser planteados y pensados en un contexto”. Los problemas esenciales, dice, jamás son parcelados y los problemas globales se vuelven esenciales cada vez. En oposición, la cultura general encamina a la búsqueda de la contextualización de la información o de cualquier idea, la cultura científica y técnica disciplinaria divide por completo los saberes con lo cual  es más difícil su contextualización.

Por lo tanto, para enfrentarnos a tal magnitud de procesos de información tendremos que:

1.- Preguntarnos si me informo, luego existo.

2.- Reflexionar si la información que obtengo en los medios de comunicación me ofrecen el contexto del acontecimiento, la versión de los hechos de todos los personajes, actores o personas involucradas o solamente la de una de ellos.

3.- Cuestionarnos si la información es completa como para elegir de manera más plena a nuestros representantes y no sólo mediante emociones.

4.- Pensar en qué aspectos concretos de mi vida me está siendo útil la información que consumo en los diversos medios masivos de comunicación y las nuevas Tecnología de la Información y Comunicación.

Hacernos las siguientes preguntas:

5.- ¿Cómo me ha servido la tecnología en la elaboración de mis tareas, labores, actividades?

6.- ¿Qué tan apto estoy para dar soluciones ampliar a una problemática no sólo desde mi campo de especialización, sino desde otras disciplinas que podrían complementar este proceso?

7.- ¿Tengo la cultura de leer, conducir mi automóvil, mantener limpio el entorno público (calles, parques, servicio de transporte, etc.), acercarme al arte, respetar a los demás en todo sentido?

8.- ¿Como alimentos saludables para mi salud o sólo chatarra?

9.- ¿Qué tanto puedo hacer crítica a todos los productos y alimentos que consumo, a los lugares que asisto, las películas que veo, los libros que leo, las clases que tomo? 

10.- Pensar si hay vida más allá de lo que conozco.

Como señala Gonçal Mayos (2009: 68), la creciente separación entre ciudadanía y las instituciones democráticas únicamente se intenta nivelar mediante el recurso de “políticos profesionales”, “expertos” y de “comités técnicos”; no obstante, su ultraespecialización y la lógica dependencia de las reglas internas de su agrupación, están direccionados a lo que los griegos clásicos llamaban “idiotez” o, más sutilmente dicho, “ceguera” respecto al conjunto mundo-humano-necesidades globales actuales.

Así, pasamos a un mundo en el cual lo valores han sufrido cambios considerables en comparación al siglo pasado, por ejemplo. Según la definición de Clara Vega (2009: 10), entendemos por valores al conjunto de actitudes o características morales que toda persona posee, tales como la humildad, la piedad y el respeto, (entre otras) así como todo lo referente al género humano y que manifiesta en sus relaciones sociales, es decir, en el trato y/o comunicación con otras personas.


Los valores que imperan en la sociedad de la incultura adquieren el carácter de relativos: todo consiste en lo que está bien para uno como individuo, y la colectividad se ve desfasada a segundo plano:


1.- Amor hacia uno mismo, aunque eso muchas veces signifique tener un Smartphone.
2.- Respeto hacia lo que cada quien piensa.
3.- Honestidad siempre y cuando no afecte mis intereses.
4.- Lealtad si esa lealtad me traerá beneficios.
5.- Sinceridad con lo que opino, lo que me gusta y lo que soy.
6.- Felicidad, la cual encontraré en todo aquello que me dé felicidad, sin importar nada más.
7.- Tolerancia con todos… eso si una manifestación no me impide el paso.
8.- Descanso para liberarme de toda la agitación del días (pasar el tiempo en las redes sociales).
9.- Sujeción la realidad, pues si hoy en día se lucra desmedidamente con todo, hasta con el arte, es por algo.
10.- Obediencia a todo lo que me diga mi medio de comunicación favorito.


Esos valores regirán a la sociedad en general para un consumo masivo y sometimiento a una estructura cada vez más rígida pero dadivosa con todos. Por ello, en la actualidad es irrelevante si jamás nadie llega a interesarse por algunos aspectos concretos y, por supuesto, si es imposible que ningún individuo conozca la totalidad del conocimiento creado colectivamente y nadie se haga cargo de la estructura del conjunto (2009:59).



Los objetos representativos de este tipo de sociedad posmoderna serán los siguientes:



1.- La computadora. Naturalmente los grandes flujos de información tendrán cabida en cualquier 

computadora con internet.

2.- Celular. Si una computadora no es suficiente, están los celulares para estar al pendiente del minuto a minuto en las redes sociales.
3.- Iphone. Pero si un celular común no es suficiente están los teléfonos altamente inteligentes para tener mayor comodidad.
4.- Los audífonos. Porque un celular sin música que escuchar en el transporte público, cuando se espera a algo o a alguien, y cuando se está aburrido, no es nada.
5.- Películas piratas. El dvd de la película que la opinión pública considera una de las mejores del año (por supuesto tiene que ser de Hollywood).
6.- Playeras con estampados. Una de los grandes elementos de la cultura de masas… Éstas no darán identidad y sentido de pertenencia con Justin Beiber, Lady Gaga, y hasta con Cepillín y el Che Guevara.
7.- Los productos de belleza que venden en la televisión. Cremas, eliminadores de cicatrices, champús para cada tipo de cabello, porque la imagen es muy importante.
 
8.- Periódicos amarillistas y revistas del corazón. Para el rato de ocio.
9.-Televisión. En época de elecciones políticas será de los medios más utilizados para adquirir información acerca de los candidatos.
10.- TIC. Cualquier tipo de tecnología que me permita hacer mejor uso de la información, así como de expresarme y comunicarme de una forma más eficaz.

En virtud de la alienación posmoderna y todas sus vertientes, aunada a una impresión de progreso y de comodidad material, los alimentos que se consuman en la sociedad de la incultura corresponderán a este mismo contexto histórico-social de información y vida acelerada e hiperespecializada. 
 
1.- Hamburguesas del McDonal’s. Es lo primero que está a la manos para personas que sólo tienen un rato para salir a comer y regresar al trabajo.
2.- Pizza de Domino’s. La pizza es muy común en la actualidad.
3.- Café del Starbucks. Porque el café nunca había sido tan de primer mundo.
4.- Comida chatarra. El ambiente en el que vivimos nos lleva a consumir productos chatarras, como Sabritas, galletas, dulces, pues están a la mano.
5.- Coca Cola. La bebida por excelencia: todo cambia menos ella.
6. Agua Bonafont. Para mantenernos hidratados durante la jornada.
7.- Sushi. Tiendas como Sushi Roll hacen que la comida oriental sea pro.
8.- Fritangas. Porque en la esquina antes de llegar al McDonal’s está la señora de las fritangas grasosas, pero deliciosas.
9.- Tacos al pastor. Los tacos no pueden faltar, menos los de pastor.
10.- Enchiladas suizas del Sanborns. Las enchiladas son mexicanas y deliciosas… más si son del Sanborn’s, cuyo principal dueño también lo es.


Sus estructuras arquitectónicas y urbanísticas corresponderán sobre todo a la imagen representativa de la sociedad de la incultura, que todo lo vuelve efímero y subjetivo.

1.- Monumentos como el caballito de Paseo de la Reforma. En esta sociedad la arquitectura, como el arte, se va haciendo cada vez más abstracta, la forma es lo de menos, lo importante es que significa algo.
2.- El museo Soumaya. Los habitantes de México aplaudirán que el hombre más rico del mundo tenga un museo tan accesible de visitar.
3.- Hotel Burj Al Arab, Dubai. Este hotel indica la potencialidad de la arquitectura posmoderna, y cuán de ensueño es llegar a hospedarse aquí alguna vez.
4.- El pájaro, en Beijing. Una obra arquitectónica avasallante (muy parecido a una montaña rusa, por cierto), que muestra los alcances del siglo XXI y una estructura lista para ser cada vez más original.
5.- Torre Eiffel. Aunque no fue construida en la sociedad de la incultura, en ésta sí es muy importante, ya que el que viaje a Francia y no se tome una foto aquí, es como si jamás hubiera pisado el suelo francés.

Por último, el arte no podría quedarse atrás, éste es uno de los aspectos que se vuelven más peculiares para ser estudiados. Debido a la sociedad del espectáculo en la que nos encontramos, en la cual lo importante no es tanto la calidad de la obra, sino quién la hizo (hay un desplazamiento de la obra al director), el arte aquí se vuelve hipersubjetivo y todo depende del público al que hay que conquistar. Algunos ejemplos de arte posmoderno, en donde el mismo arte se vuelve una mercancía son:

1.- Porker Face, de Lady Gaga. El bum en 2008 de la industria musical, en la que todos sus representantes se autollaman “artistas”.
2.- No se aceptan devoluciones, de Eugenio Derbez. Es un filme, por lo tanto pertenece al séptimo arte.
3.- Crespúsculo, Stephenie Meyer. La literatura no se puede quedar atrás, en la sociedad de la incultura los best sellers son la llave a la puerta de la intelectualidad.
4.- Los narcocorridos. Parte de la cultura del narco en el norte de México, los narco corridos son parte de las expresiones artísticas que tienen cabida en este siglo de avance tecnológico, científico y social.
5.- Arte gráfica en blanco. El sentido con más sentido será el sinsentido de colocar en los museos de arte contemporáneo portafolios en blanco. 



REFERENCIAS

Brey, A., Innerarity, D., y Mayos, G. (2009). La sociedad de la ignorancia y otros ensayos. España: Zero Factory, S.L.


Morin, E. (1999). Los siete saberes necesarios para la educación del futuro. Recuperado el 14 noviembre de 2014, de http://lainvestigacioncomoreflexion.files.wordpress.com/2013/10/7-los7saberes.pdf

Vega, C. L. (2009). Comunicación de valores desde una perspectiva Bíblica. Caso en mujeres con hijos en Primaria del Centro Cristiano Calacoaya. Tesis de licenciatura no publicada, UNAM, Estado de México, México.

 

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